LA FRIALDAD HUMANA, EL RESULTADO DE UNA INNOVACIÓN AMBIGUA DE
LA CULTURA CARTAGENERA EN LA BÚSQUEDA DE UNA ACEPTACIÓN SOCIAL.
Mahoma
decía que “El mejor de los hombres es aquel que hace más bien a sus semejantes”,
aunque claro está, que buscar ese modelo es como buscar un aguja en un pajar, y
menciono esto ya que muchos filósofos modernos y contemporáneos, han lidiado
con el hecho de buscar posibilidades al mejoramiento continuo humano, viviendo
ellos en las diferencias de la sociedad del momento, prácticamente, las ideas
se reflejaban en una pequeña proporción y atendiendo a ella cuando se le es
obligado por alguna consecuencia de sus actos, simplemente una rutina
histórica. Como resultado, lastimosamente en las personas el cambio de actitud
se torna a puntos en que se olvida aquella base sentimental o racional en la
que ejercemos relación con los demás, donde sencillamente olvidamos que el
respeto y la tolerancia construyen la convivencia pacífica erradicando esa
violencia que tanto nos afecta; ¿sería entonces así como ha nacido la violencia
en nosotros?, afirmaría así entonces que somos una sociedad que involuciona mentalmente con el paso del
tiempo, creando esos paradigmas de comunión y realidad, viviendo no como
personas, sino como cascaras duras y frías.
En
Cartagena, un sitio turístico y cultural por naturaleza, donde estos aspectos
sencillamente brotan en las imágenes especulativas de nuestra ciudad, siendo
como estrategia de un proceso globalizador, es decir, que vivimos en una
ilusión de identidad prestada, asumiendo ese papel como modo de irradiarlo para
ganar fama por ello cuando ni siquiera conocemos el valor de este, si eso no es
frialdad, ¿Qué es entonces? Sería entonces, ¿esas realidades que afrontan
nuestra ciudad, siendo alimentada con nuestra indiferencia?, el aumento del
sicariato, el aumento de robos, el narcotráfico, las pandillas, las brumas, el
matoneo, y por si fuera poco liderando los problemas, el gran desequilibrio e
inactividad de un orden político local, así entonces, la comunidad cartagenera
se encuentra en un ciclo donde la acción se hace poca, llegando siempre al
mismo punto de no saber qué hacer optando por una venda mental donde el
sentimiento y valor dado a las cosas propias de nuestra ciudad se perdieron,
siendo seres unidimensionales. Así con
esto, es fácil asumir el hecho de que Cartagena posee más problemas de los que
pensamos, y aquellos que ni siquiera se percatan de esos, son el problema más
grande aun.
Diariamente
en Cartagena, los periódicos amarillistas anuncian sucesos violentos, que para
muchos paradójicamente se ha convertido en espectáculo más que en análisis de
la realidad cartagenera; esto ocurre más en los mismos barrios donde ocurren
tales eventos. Uno de ellos es el barrio Olaya Herrera, donde actualmente, es
una lástima observar la cantidad de asesinatos provocados por distintos
conflictos entre pandillas y la proliferación de sicarios en la zona, como
consecuencia de ello la seguridad ha intentado aumentarse para disminuir tal
tasa cruel de muertos o heridos por violencia, pero aun así es increíble el
poco resultado efectivo que se nota, ahora bien, las personas del barrio vieron
como última salida acostumbrase, ellos simplemente optan por no aplicar mucha
confianza a las personas de su barrio ni siquiera en las salidas nocturnas que se convierten en una jauría de peligros; así como el barrio Olaya Herrera existen
muchos otros sectores con problemas similares, provocando así que la sencillez
cartagenera se apagara.
De
este modo, vivir en Cartagena ahora cambia una perspectiva que se tenía de hace
5 a 7 años atrás, donde las personas que arribaban en nuestra ciudad
pronosticaban un futuro novedoso y humilde a la vez, lleno de cultura viva e
historia pura como ejemplo de progreso, claramente ese sentimiento hacia
nuestra identidad era lo que nos hacia únicos; actualmente como fue mencionado
al principio esta identidad se convirtió en un objeto comercial teniendo como
principal ficha de juego a los jóvenes, pero hablar de los jóvenes implica
saber su responsabilidad en cuanto a cambio local, ya que ellos tendrán el
privilegio de experimentar de una manera más exclusiva e innovadora el conjunto
de sucesos actuales, pero aunque la realidad este una simple cascara de nuez,
las cosas no son así; al contrario de dicha actitud planteada en Colombia a
través de la ley de las Juventudes, Facilidad política en la que los jóvenes
pueden ejercer el hecho de liderazgo y su amplia participación en el Estado de
manera política; han establecido así su mentalidad en un campo sedentarista
donde la aceptación social es más importante que la dignidad humana, así
entonces, es cuando los jóvenes innovan de tal manera que la vanguardia
nacional e internacional este a su favor; en nuestra ciudad en más de una
ocasión hemos visto esa actitud, aunque algunos creerán nociva o no esta
posición juvenil, las malas consecuencias
son las más reflejadas en Cartagena, eso a partir de que esa misma moda o
innovación usa como medio publicitario un mensaje inferencial violencia,
consumismo y sexo; ejemplos tales como los videojuegos y la música urbana,
generan una especie de personalidad que arrasan de manera absoluta, es decir,
erradican una cultura antigua, por una cultura nueva, y ese mismo cambio de
cultura, esa misma personalidad de ego, poder, dinero, y fuerza es lo hace
violentos a los jóvenes, creando allí esas divisiones entre ellos, a tal punto
en que defender esa personalidad se convierte en algo tan sagrado como para
olvidar que tenemos razón y sentimientos, provocando también en muchos casos en
Cartagena lo que se conoce como Matoneo, donde pensar y actuar diferente es una
vergüenza para muchos. El humanista Gandhi decía que “El verdadero progreso social no consiste en aumentar las
necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser
humildes”, porque qué podemos esperar de un cambio Cartagenero si el
sentimiento y valor por las cosas se esfuman sin ningún tipo de interés.
No hace mucho, salió al aire una noticia en la
que se decía que Colombia era uno de los países más felices del mundo, y que
ese rango o “índice” de felicidad se encontraba más en la región costera
colombiana, exaltando a Cartagena y a Barranquilla. Esta supuesta conclusión se
fundó a partir de las fiestas culturales de las ciudades, donde la alegría es
el sinónimo de la gente de la zona; pero creo personalmente que esta conclusión
no es más que insensibilidad, porque no se puede esconder una verdad cuando
esta es muy notable, es decir, como podemos afirmar que Cartagena es una ciudad
feliz, ¿con qué argumentos justificamos el hecho de que en los sectores de la
ciudad hay felicidad?, o mejor aún ¿Qué
es la felicidad en Cartagena?; aparte entonces de ser una mentira o algo
estadísticamente no factible, se vuelve en una ilusión de las personas, creemos
que todo está bien cuando en realidad no lo está. Descartes decía que desearía
olvidar todo lo que conoce para fijarse en lo que no percibió, digna tesis para
un racionalista que adopta una posición crítica de la sociedad moderna. Así
entonces, con esa felicidad que supuestamente tenemos, hacemos cosas que para
la perspectiva de muchos está bien, es favorable y es aceptable en un marco de
sociedad, generando una herencia donde se pierde el significado de una libertad
merecida, a una libertad sin regla alguna. Notemos cuanto crecen lugares o establecimientos con objetivos
sexuales y relacionémoslo con el alto índice de prostitución en la ciudad con
épocas pasadas, la auto denominación de una dignidad se pierde, y se mira como
lastimosamente en este negocio entran más y más personas con la idea clara de
“progreso”, y muchos sencillamente aplauden y aceptan esa actividad por ser un
placer de la vida. Creando una mentalidad de tipo morboso que cada vez aumenta
de intensidad en los Cartageneros, provocando allí las violaciones a adultos o
menores, y el alza en el índice de embarazos a temprana edad en la ciudad, allí
entonces es cuando sonreímos de la felicidad por causa de una triste verdad
cartagenera.
La frialdad Cartagenera se convierte entonces
en una rutina de todos, que diariamente la seguimos alimentando en nuestra
ilusión de “una ciudad mejor”, a partir de esto podríamos indicar que una
solución a este grave problema de actitud Cartagenera, una buena educación
basada en valores, principios y justicia, pero es necesario añadir que la
educación en Cartagena se ha convertido en una enseñanza bancaria, es decir
trabajamos como unas herramientas mecánicas donde copiamos, pegamos y olvidamos
el ejercicio del aprendizaje dejando un futuro que para muchos ya esta
pronosticado como una caída del avance y ese sueño de desarrollo Cartagenero en
una ilusión utópica. Si planteamos los dos aspectos bases de la educación
Cartagenera, es decir el estudiantado y las directivas locales, presentan en su
mayoría falencias en una posición ética y moral de la comunión con la sociedad,
y esto lo vemos reflejado en que primeramente el cargo líder de educación en
Cartagena ha tenido grandes demandas por aspectos de desequilibrio en
organización política, falta de recursos económicos y la poca intervención en
eventos de carácter importante en la acción de liderar procesos educativos, así
complementando el cuerpo estudiantil en su mayoría no se motiva hacia la
construcción de un proyecto de vida concreto y factible para el desarrollo
local y personal, y aun así fallando la educación, mas el conjunto de factores
mencionados donde el ser, la persona Cartagenera es un conjunto de ocio, de
conformismo, consumismo y lo que más pesa que se auto discrimine en una
comunidad donde la cultura e historia es la misma, y saber que deberíamos
buscar ese fin para todos, que consiguiéndolo llegaríamos a crear muchas cosas,
EL FILOSOFAR, y me refiero a él como el acto de razonar de tal manera que se
piense en esos conceptos políticos, económicos y sociales con los que
reflexionamos y criticamos las condiciones de nuestra ciudad, que posee esa belleza de la que todo
mundo se refiere de una manera muy guardada, para ella es momento de que salga,
así mismo, que de nosotros deslumbre ese valor y sentimiento que tenemos hacia
la cultura e historia de Cartagena, que no nos apenemos de ella y mucho menos
la discriminemos, construyamos de manera equitativa un desarrollo que se sepa
que va a permitir que Cartagena llegue a
ese tope de avance y progreso, pero esto no se hace como una acción
personal, es necesario una acción
conjunta en la que todos despertemos de ese sueño ilógico de nuestra realidad,
y nos basemos un buscar ese mundo de ideas y de la luz que alguna vez planteo
Platón, un mundo y una sociedad que solo a partir de esfuerzo se puede lograr
construir muchas cosas olvidándonos de que somos cascaras duras y frías y
recordando que somos personas con mucho poder y con sentimientos, donde si
dejamos de un lado el respeto por el valor, dejamos de ser humanos y nos convertirnos en objetos móviles; es así
entonces necesario que usemos nuestra mejor arma para atacar las falencias de
nuestra ciudad cambiando nuestra actitud, no dejando el mejoramiento de nuestra
en una simple letra muerta, que se convierta en un sueño, y en una vivencia.
Por: Sebastian Albarracin Gonzalez
11-01 INSTITUCIÓN EDUCATIVA TÉCNICA DE PASACABALLOS.
Pasacaballos-Cartagena- Bolívar.
Docente: Rodolfo Ramón Rodríguez Mendrales.