sábado, 25 de mayo de 2013

LA FRIALDAD HUMANA, EL RESULTADO DE UNA INNOVACION AMBIGUA DE LA CULTURA CARTAGENERA EN LA BÚSQUEDA DE UNA ACEPTACIÓN SOCIAL.

LA FRIALDAD HUMANA, EL RESULTADO DE UNA INNOVACIÓN AMBIGUA DE LA CULTURA CARTAGENERA EN LA BÚSQUEDA DE UNA ACEPTACIÓN SOCIAL.


Mahoma decía que “El mejor de los hombres es aquel que hace más bien a sus semejantes”, aunque claro está, que buscar ese modelo es como buscar un aguja en un pajar, y menciono esto ya que muchos filósofos modernos y contemporáneos, han lidiado con el hecho de buscar posibilidades al mejoramiento continuo humano, viviendo ellos en las diferencias de la sociedad del momento, prácticamente, las ideas se reflejaban en una pequeña proporción y atendiendo a ella cuando se le es obligado por alguna consecuencia de sus actos, simplemente una rutina histórica. Como resultado, lastimosamente en las personas el cambio de actitud se torna a puntos en que se olvida aquella base sentimental o racional en la que ejercemos relación con los demás, donde sencillamente olvidamos que el respeto y la tolerancia construyen la convivencia pacífica erradicando esa violencia que tanto nos afecta; ¿sería entonces así como ha nacido la violencia en nosotros?, afirmaría así entonces que somos una sociedad que  involuciona mentalmente con el paso del tiempo, creando esos paradigmas de comunión y realidad, viviendo no como personas, sino como cascaras duras y frías.
En Cartagena, un sitio turístico y cultural por naturaleza, donde estos aspectos sencillamente brotan en las imágenes especulativas de nuestra ciudad, siendo como estrategia de un proceso globalizador, es decir, que vivimos en una ilusión de identidad prestada, asumiendo ese papel como modo de irradiarlo para ganar fama por ello cuando ni siquiera conocemos el valor de este, si eso no es frialdad, ¿Qué es entonces? Sería entonces, ¿esas realidades que afrontan nuestra ciudad, siendo alimentada con nuestra indiferencia?, el aumento del sicariato, el aumento de robos, el narcotráfico, las pandillas, las brumas, el matoneo, y por si fuera poco liderando los problemas, el gran desequilibrio e inactividad de un orden político local, así entonces, la comunidad cartagenera se encuentra en un ciclo donde la acción se hace poca, llegando siempre al mismo punto de no saber qué hacer optando por una venda mental donde el sentimiento y valor dado a las cosas propias de nuestra ciudad se perdieron, siendo seres unidimensionales.  Así con esto, es fácil asumir el hecho de que Cartagena posee más problemas de los que pensamos, y aquellos que ni siquiera se percatan de esos, son el problema más grande aun.
Diariamente en Cartagena, los periódicos amarillistas anuncian sucesos violentos, que para muchos paradójicamente se ha convertido en espectáculo más que en análisis de la realidad cartagenera; esto ocurre más en los mismos barrios donde ocurren tales eventos. Uno de ellos es el barrio Olaya Herrera, donde actualmente, es una lástima observar la cantidad de asesinatos provocados por distintos conflictos entre pandillas y la proliferación de sicarios en la zona, como consecuencia de ello la seguridad ha intentado aumentarse para disminuir tal tasa cruel de muertos o heridos por violencia, pero aun así es increíble el poco resultado efectivo que se nota, ahora bien, las personas del barrio vieron como última salida acostumbrase, ellos simplemente optan por no aplicar mucha confianza a las personas de su barrio ni siquiera en las salidas nocturnas  que se convierten en una jauría de peligros;  así como el barrio Olaya Herrera existen muchos otros sectores con problemas similares, provocando así que la sencillez cartagenera se apagara.
De este modo, vivir en Cartagena ahora cambia una perspectiva que se tenía de hace 5 a 7 años atrás, donde las personas que arribaban en nuestra ciudad pronosticaban un futuro novedoso y humilde a la vez, lleno de cultura viva e historia pura como ejemplo de progreso, claramente ese sentimiento hacia nuestra identidad era lo que nos hacia únicos; actualmente como fue mencionado al principio esta identidad se convirtió en un objeto comercial teniendo como principal ficha de juego a los jóvenes, pero hablar de los jóvenes implica saber su responsabilidad en cuanto a cambio local, ya que ellos tendrán el privilegio de experimentar de una manera más exclusiva e innovadora el conjunto de sucesos actuales, pero aunque la realidad este una simple cascara de nuez, las cosas no son así; al contrario de dicha actitud planteada en Colombia a través de la ley de las Juventudes, Facilidad política en la que los jóvenes pueden ejercer el hecho de liderazgo y su amplia participación en el Estado de manera política; han establecido así su mentalidad en un campo sedentarista donde la aceptación social es más importante que la dignidad humana, así entonces, es cuando los jóvenes innovan de tal manera que la vanguardia nacional e internacional este a su favor; en nuestra ciudad en más de una ocasión hemos visto esa actitud, aunque algunos creerán nociva o no esta posición juvenil, las  malas consecuencias son las más reflejadas en Cartagena, eso a partir de que esa misma moda o innovación usa como medio publicitario un mensaje inferencial violencia, consumismo y sexo; ejemplos tales como los videojuegos y la música urbana, generan una especie de personalidad que arrasan de manera absoluta, es decir, erradican una cultura antigua, por una cultura nueva, y ese mismo cambio de cultura, esa misma personalidad de ego, poder, dinero, y fuerza es lo hace violentos a los jóvenes, creando allí esas divisiones entre ellos, a tal punto en que defender esa personalidad se convierte en algo tan sagrado como para olvidar que tenemos razón y sentimientos, provocando también en muchos casos en Cartagena lo que se conoce como Matoneo, donde pensar y actuar diferente es una vergüenza para muchos. El humanista Gandhi decía que “El verdadero progreso social no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente; pero para eso hace falta ser humildes”, porque qué podemos esperar de un cambio Cartagenero si el sentimiento y valor por las cosas se esfuman sin ningún tipo de interés.
No hace mucho, salió al aire una noticia en la que se decía que Colombia era uno de los países más felices del mundo, y que ese rango o “índice” de felicidad se encontraba más en la región costera colombiana, exaltando a Cartagena y a Barranquilla. Esta supuesta conclusión se fundó a partir de las fiestas culturales de las ciudades, donde la alegría es el sinónimo de la gente de la zona; pero creo personalmente que esta conclusión no es más que insensibilidad, porque no se puede esconder una verdad cuando esta es muy notable, es decir, como podemos afirmar que Cartagena es una ciudad feliz, ¿con qué argumentos justificamos el hecho de que en los sectores de la ciudad  hay felicidad?, o mejor aún ¿Qué es la felicidad en Cartagena?; aparte entonces de ser una mentira o algo estadísticamente no factible, se vuelve en una ilusión de las personas, creemos que todo está bien cuando en realidad no lo está. Descartes decía que desearía olvidar todo lo que conoce para fijarse en lo que no percibió, digna tesis para un racionalista que adopta una posición crítica de la sociedad moderna. Así entonces, con esa felicidad que supuestamente tenemos, hacemos cosas que para la perspectiva de muchos está bien, es favorable y es aceptable en un marco de sociedad, generando una herencia donde se pierde el significado de una libertad merecida, a una libertad sin regla alguna. Notemos cuanto  crecen  lugares o establecimientos con objetivos sexuales y relacionémoslo con el alto índice de prostitución en la ciudad con épocas pasadas, la auto denominación de una dignidad se pierde, y se mira como lastimosamente en este negocio entran más y más personas con la idea clara de “progreso”, y muchos sencillamente aplauden y aceptan esa actividad por ser un placer de la vida. Creando una mentalidad de tipo morboso que cada vez aumenta de intensidad en los Cartageneros, provocando allí las violaciones a adultos o menores, y el alza en el índice de embarazos a temprana edad en la ciudad, allí entonces es cuando sonreímos de la felicidad por causa de una triste verdad cartagenera.

La frialdad Cartagenera se convierte entonces en una rutina de todos, que diariamente la seguimos alimentando en nuestra ilusión de “una ciudad mejor”, a partir de esto podríamos indicar que una solución a este grave problema de actitud Cartagenera, una buena educación basada en valores, principios y justicia, pero es necesario añadir que la educación en Cartagena se ha convertido en una enseñanza bancaria, es decir trabajamos como unas herramientas mecánicas donde copiamos, pegamos y olvidamos el ejercicio del aprendizaje dejando un futuro que para muchos ya esta pronosticado como una caída del avance y ese sueño de desarrollo Cartagenero en una ilusión utópica. Si planteamos los dos aspectos bases de la educación Cartagenera, es decir el estudiantado y las directivas locales, presentan en su mayoría falencias en una posición ética y moral de la comunión con la sociedad, y esto lo vemos reflejado en que primeramente el cargo líder de educación en Cartagena ha tenido grandes demandas por aspectos de desequilibrio en organización política, falta de recursos económicos y la poca intervención en eventos de carácter importante en la acción de liderar procesos educativos, así complementando el cuerpo estudiantil en su mayoría no se motiva hacia la construcción de un proyecto de vida concreto y factible para el desarrollo local y personal, y aun así fallando la educación, mas el conjunto de factores mencionados donde el ser, la persona Cartagenera es un conjunto de ocio, de conformismo, consumismo y lo que más pesa que se auto discrimine en una comunidad donde la cultura e historia es la misma, y saber que deberíamos buscar ese fin para todos, que consiguiéndolo llegaríamos a crear muchas cosas, EL FILOSOFAR, y me refiero a él como el acto de razonar de tal manera que se piense en esos conceptos políticos, económicos y sociales con los que reflexionamos y criticamos las condiciones de nuestra  ciudad, que posee esa belleza de la que todo mundo se refiere de una manera muy guardada, para ella es momento de que salga, así mismo, que de nosotros deslumbre ese valor y sentimiento que tenemos hacia la cultura e historia de Cartagena, que no nos apenemos de ella y mucho menos la discriminemos, construyamos de manera equitativa un desarrollo que se sepa que va a permitir que Cartagena llegue  a ese tope de avance y progreso, pero esto no se hace como una acción personal,  es necesario una acción conjunta en la que todos despertemos de ese sueño ilógico de nuestra realidad, y nos basemos un buscar ese mundo de ideas y de la luz que alguna vez planteo Platón, un mundo y una sociedad que solo a partir de esfuerzo se puede lograr construir muchas cosas olvidándonos de que somos cascaras duras y frías y recordando que somos personas con mucho poder y con sentimientos, donde si dejamos de un lado el respeto por el valor, dejamos de ser humanos y  nos convertirnos en objetos móviles; es así entonces necesario que usemos nuestra mejor arma para atacar las falencias de nuestra ciudad cambiando nuestra actitud, no dejando el mejoramiento de nuestra en una simple letra muerta, que se convierta en un sueño, y en una vivencia. 

Por: Sebastian Albarracin Gonzalez 
11-01 INSTITUCIÓN EDUCATIVA TÉCNICA DE PASACABALLOS.
Pasacaballos-Cartagena- Bolívar.
Docente: Rodolfo Ramón Rodríguez Mendrales.

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