“LA RACIONALIDAD Y EL
SENTIMENTALISMO PUEDEN ESTAR DE LA MANO EN EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS”
La razón es la facultad de los seres humanos
de pensar, reflexionar y conocer; por tal motivo no podemos renunciar a ella.
La cuestión es rescatar el significado inicial de este concepto, es decir tener
conciencia de las cosas como deben ser, con conocimiento de causa, indagar el
porqué, las causas y sus efectos. El problema es que hoy en día se ha
desdibujado ese concepto dándole un matiz de racionalidad instrumental,
tecnológica; es “racional” lo que permite el avance de las ciencias, de la
tecnología; dejando a un lado conceptos propios de la razón en su sentido inicial como la justicia, la amistad, la virtud, la belleza, entre
otros, tratados por citar un caso en los Diálogos de Platón escenificando
inteligentemente el pensar de Sócrates quien buscaba la verdad a través de un
diálogo que partía del reconocimiento de nuestra ignorancia. Esa ignorancia es la que orienta a los seres
humanos hoy en día, queremos aferrarnos a nuestra verdad, a nuestros modelos de
persona, no entendiendo que hay otros hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos,
ancianas que tienen diferencias que
obedecen a otros contextos sociales, culturales,económicos,
religiosos,políticos e ideológicos que hay que comprender, eso sí como seres
racionales en el verdadero sentido de la palabra, no como los sofistas como en
el caso de Calicles quien concebía que
lo justo era que gobernarán los más fuertes porque así lo establecía la “Ley
natural” . Los seres más aptos, con mejores condiciones físicas e intelectuales
deben imponerse sobre la multitud, en este caso considerados por él los más
débiles.
A esta reflexión llega Richard Rorty en su ensayo[1], cuando responde las
preguntas: ¿Por qué el saber ha llegado a ser mucho menos importante para la
imagen que tenemos de nosotros mismos que hace doscientos años? ¿Por qué el
intento de fundar la cultura en la naturaleza, y la obligación moral en el
conocimiento de universales transculturales, nos parece mucho menos importante
de lo que parecía durante la Ilustración? ¿Por qué despierta tan poco eco, y
tiene tan poco sentido, el preguntar si los seres humanos de hecho poseen los
derechos enumerados en la
Declaración de Helsinki? ¿Por qué, en resumen, la filosofía moral ha
llegado a ser una parte tan poco conspicua de nuestra cultura? A lo cual el pensador
responde que entre la época de Kant y la nuestra Darwin logró convencer a la
mayoría de los intelectuales de que dejaran de creer que los seres humanos
poseían un componente especial adicional. Convenció a la mayoría de nosotros de
que somos animales excepcionalmente talentosos, animales lo suficientemente
hábiles como para encargarnos de nuestra
propia evolución futura.
Desde este contexto podemos analizar porque
miramos actualmente debajo el hombro lo que tiene que ver con los Derechos
Humanos, no valoramos como debe ser la filosofía moral, que en sí permitiría
que tomemos conciencia de la moral, de los principios o ideales que nos motivan
a actuar correctamente como verdaderos seres humanos. Se privilegia a aquellas
personas que se destacan por sus grandes capacidades intelectuales, físicas,
económicas…Si esos son los valores que poseemos para considerar o respetar al
prójimo.
Por tal motivo, los Derechos Humanos no deben ser considerados
como las exigencias que cada individuo de una sociedad puede hacer porque la
Constitución Política de su país lo consagra o porque hay una legislación
internacional que lo ampara como ser humano. Los Derechos Humanos deben
ser el reconocimiento que cada persona
debe tener de su prójimo como un ser
digno, es decir que tiene un valor inalienable, que merece respeto ante
la ley civil y moral. Aquí
Podemos hacer alusión a Kant, en cuanto a
actuar con respecto al otro de tal manera que me gustaría que actuaran conmigo,
que lo que hago a los demás sea una ley universal respetada por todo el mundo;
pero no para imponer mis ideales sino para llegar a un trato que sea de
reconocimiento universal dentro del marco de lo justo.
Hay que tener en cuenta que este imperativo
moral no debe ser tomado exclusivamente desde un sentido meramente racional,
también podemos reconocer lo importante que es dar relevancia a los
sentimientos, pues sin estos no podemos hablar de humanización. Los ejemplos de
cómo los bosnios trataban a los musulmanes por considerarlos inferiores es una
clara muestra que la razón sin sentimientos es ciega. Los campos de
concentración Nazis estaban llenos de Profesionales: médicos, técnicos,
tecnólogos, científicos, químicos, físicos
formados en las mejores escuelas pero cometían crímenes contra el
prójimo que denotaban la monstruosidad a la que podemos llegar seres como
nosotros que somos considerados superiores, racionales, cultos e intelectuales.
Por tal motivo se puede llegar a la
conclusión que sólo pueden respetarse los derechos de nuestro prójimo cuando
actuamos racionalmente pero en el sentido como los pensadores antiguos
concebían la razón como la capacidad de pensar, reflexionar, reconocer las
cosas como deben ser, lo cual no se ve hoy en día porque estamos como decía
MARCUSE en su obra: One Unidimensinal Man (El Hombre Unidimensional) mirando
desde una sola dimensión una racionalidad instrumental, tecnológica de coste
beneficio que sólo percibe el “Progreso” es decir, la máxima producción, el
mayor número de inventos, el incremento de los aparatos tecnológicos, en fin el
alto desarrollo de la ciencia. No se quiere decir que la actitud sea de desear
un estancamiento del desarrollo científico, sino que está parta a su vez de la
conciencia colectiva del uso adecuado del conocimiento con fines pacíficos,
benéficos al servicio de la Humanidad,
no de la guerra o la degradación de los pueblos como está sucediendo en muchos
países. Por ejemplo aunque Colombia es un país subdesarrollado vemos como
usaban algunos químicos para la fumigación de cultivos ilícitos que afectaron
la fauna y la flora y actualmente el gobierno y una institución como la policía
están demandados a reponer este gran daño. No
olvidemos nuestro conflicto armado en el cual han muerto y han sido
desplazados muchos inocentes con el uso de tecnologías y conocimientos
empleados bélicamente.
Desde este contexto hay que pensar en una
educación que apunte a lo racional desde su esencia, sin restarle méritos a los
sentimientos, porque la formación del hombre debe ser integral, humanizante,
desde la óptica de educarnos para convivir en paz, reconociendo que todos somos
personas que aunque tengamos diferencias determinadas por el medio socio
económico o socio cultural compartimos un marco legal que nos hace igual ante
la ley. Esa es la racionalidad que debemos rescatar; hablar de bioética, tecno
ética, tolerancia, respeto, amor, solidaridad, para construir una humanidad
verdaderamente racional, justa y en paz.
Ensayo presentado por:
EDUARDO DÍAZ MENDRALES
[1] RORTY,
Richard. Derechos Humanos, Racionalidad y Sentimentalismo. Tomado de The Yale
Review, volúmen 81, número 4, octubre de 1993, p. 1-20. Traducción: Anthony
Sampson. Publicado originalmente en Praxis Filosófica
Etica y Política, número 5 de octubre de 1995,
Departamento de Filosofía, Universidad del Valle,
Cali.
Este ensayo fue elaborado por mi hermano, quien a pesar de estar estudiando una carrera tecnológica, está asumiendo una actitud tecno ética.
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