No hay que perder las esperanzas.
No podemos perder las esperanzas, hay que seguir motivando a todas aquellas personas que hacen parte de nuestro diario vivir.Además, podemos formar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes hacia un nuevo sentido por la vida, no aislada del medio ambiente, pues conformamos una unidad vital para la subsistencia.
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